Ciudad de México, 08 de Agosto, 2019- Beberte su cerveza es como escuchar el sonido de la luz, o sentir un abrazo cuando acercas el vaso a tu nariz. Es Sinestesia: chilanga, joven y creativa.
Fundada por Roberto Torres y Alejandra Márquez, esta cervecería salió al mercado a finales de 2017, cinco años después de que incursionaran en el mundo del homebrew y los talleres de cata.
En 2012 Roberto descubrió que podía hacer en casa su propia cerveza y comenzó a experimentar junto con su hermano que después partió a los Estados Unidos, dejándolo solo con su hobby y ahí es cuando llegó Ale, su novia.
Pero ella no bebía cerveza, sólo ron y algunos licores en pequeñas cantidades.
Había que coincidir en algún punto: el dulce.
Así nació su primer estilo, la Bulla Negra, una sweet stout cuya receta Roberto repitió tantas veces como le pareció necesario a su paladar.
Y es que durante su tiempo como cervecero casero, Roberto tomó el diplomado de beer sommelier en la Academia Mexicana de Eno-Gastronomía (AMEG) y algunos talleres como el de defectos y elaboración de recetas. Pero fue el diplomado el que los puso serios ante la posibilidad de emprender en el mundo cervecero.
Ale confiesa que no había constancia en sus cocinadas, podían producir desde tres lotes de 60 litros al mes, o sólo uno.
Trabajando en comunidad
Cuando comenzaron era difícil conseguir insumos, Roberto recuerda que siempre contaron con Haz Chela, que les resultó adecuada para crear lotes pequeños.
En 2013 se inscribieron a su primera copa cervecera, la Competencia Amateur de Copa Cerveza MX, ganaron plata con Red Ale y Bulla Negra se llevó bronce. Repitieron en 2014 y obtuvieron plata con Bulla.
Las medallas fueron incentivo suficiente para seguir cocinando y aprendiendo de cerveza.
“Veíamos que la industria cada vez crecía, más homebrewers, desde que entramos al concurso lo notamos y fue una sorpresa. De repente empezamos a ver que había más marcas de cerveza, o amigos que tenía un amigo que estaban experimentando”, refiere Ale.
Roberto decidió apostar por estilos clásicos, con una buena dosis de alcohol, lúpulo y caramelo.
Entre los estilos con los que experimentaron están Hefeweizen, Red Ale, Scoth Ale, IPA, APA e Imperial Stout, siempre evitando el uso de adjuntos.
Aprendizaje cervecero en medio del tráfico de la CDMX
Al tiempo hay que sacarle provecho, más cuando vives en una ciudad densamente poblada como la de México, es por ello que podcast como Beer Smith y Brulosophy son la mejor compañía de Roberto cuando se transporta a la empresa en la que trabaja en el área de producto para servicios financieros.
“Los podcasts me han ayudado a ver cómo un factor puede hacer la diferencia en un lote: temperaturas de fermentación, las maltas, el PH del agua, en algunos casos el impacto no es significativo, pero en otros sí. Sin embargo, la mayor parte del aprendizaje es en la práctica: experimentar, haberla regado en algo”, indica.
Es por ello que sus recetas sufren ajustes continuos, a fin de mejorarlas.
“Todavía no estamos en un punto donde las cervezas nos queden igual, incluso la Sweet Stout que es la que más hacemos, la reconoces por el dulzor, las maltas a café y chocolate, pero no es exactamente igual, en ocasiones por los suministros, pero la esencia no se pierde”, revela.
Calidad y educación cervecera: los retos de los artesanales
Los fundadores de Sinestesia observan una industria en crecimiento, que ofrece oportunidades para quienes saben cómo incursionar.
Una buena estrategia de marketing, orden, pero sobre todo siendo responsables y esto último para Roberto significa ligar la calidad de la cerveza con educación para el mercado.
“He visto mucha gente que se decepciona de las cervezas artesanales, no quiere tomar porque bebió una y no le gustó, quizá porque estaba mala o no era el estilo para su paladar, pero se quedan con esa idea de que la artesanal no les gusta, ahí es cuanto digo que no han probado la correcta”, sostiene.
Sinestesia tiene una producción de 700 litros al mes, su cerveza más vendida es Bulla Negra y hace unos meses lanzaron Magic Moment, una Doble Neipa con la que buscan atraer nuevos paladares.
Forman parte de la Comunidad Cervecera del Sur, que agrupa a otras dos cervecerías: Oriente y La Revoltosa, compartiendo cocina y punto de venta en la Taberna Calacas. Su esquema de trabajo les permite reducir costos y elevar su eficiencia.
Todos cocinan el fin de semana, porque el resto del tiempo cada quien tiene un empleo fijo que los ayuda a seguir haciendo cerveza.
Roberto y Ale quieren incrementar su producción a corto plazo (llegar a mil litros mensuales), integrando a su equipo un ayudante que cocine al menos dos veces por semana y eso les permita arribar a nuevos puntos de venta, especialmente restaurantes y bares.
Taberna Calacas, la casa de Sinestesia
Admiran el trabajo y la unión de los cerveceros de Baja California, también destacan las fortalezas de los capitalinos y de otras cervecerías del centro del país que están innovando en la industria.
“Queremos crecer en base a objetivos, ir cumpliéndolos año con año para que poco a poco se vuelva para nosotros un trabajo formal, generemos empleos, familia en la cervecería, que sea reconocida por sus cervezas, concepto y diseño”, sostiene Roberto.
Entre sus planes está llevar su cerveza a más ciudades, una vez que consoliden su presencia en nuevos puntos de venta de la capital mexicana.
Sinestesia: bébela con los ojos
Verla es quererla, probarla estimular tus sentidos en cada sorbo.
La imagen de esta cervecería es obra de José Flores Navarrete, diseñador que Alejandra conoció cuando cursaba un diplomado en marketing digital.
Pero lo de Pepe son las ilustraciones y los tatuajes, tareas en la que da rienda suelta a su creatividad, de la misma forma que en Sinestesia.
“Platicamos con él y captó la idea a la primera, fue todo muy natural es una persona con la que podemos trabajar diciéndole ‘se me ocurre algo así’ y al otro día nos muestra justo lo que queríamos y nos sobrepasa. Es una joya, le gusta nuestro concepto y lo que hacemos, le damos libertad creativa”, dice Ale.
La vida de una pareja cervecera
“Se acabó el tiempo libre”, sentencia Alejandra. Pero si existiera, les gustaría disfrutar un Oktoberfest en Alemania o empezar la primavera en el Ensenada Beer Fest.
Actualmente la vida de esta pareja gira en torno a su proyecto de vida: Sinestesia.
Mientras Roberto mantiene su trabajo de lunes a viernes, Ale decidió dejarlo para dedicarse a la cervecería. Durante siete años fue profesora de español en secundaria, pero una serie de coincidencias en su vida y la necesidad de un cambio, la llevaron hace dos años a comprometerse al 100% con Sinestesia.
“Sabíamos que si no lo hacíamos así, esto iba a seguir siendo un hobby porque no había quien le diera la atención que necesita”, indica.
Aunque entre semana no cocinan, se ocupan de trasvasar, poner lúpulos o gasificar la cerveza. Siempre hay un asunto que atender.
“Todo gira en torno a la cerveza y la cervecería: proyectos, concursos, diseño, nuestra vida se ha volcado a la cerveza. Ha sido complicado, pasamos menos tiempo con la familia, amigos y como pareja, por eso estamos viendo la opción de delegar actividades y lograr que funcione mejor”, expone Ale.
Llegar a un balance, como el de sus gustos: IPAs para Roberto, alemanas y lámbicas para Alejandra.
Si quieres saber más sobre Sinestesia y dónde comprarla, entra a su página en Facebook https://es-la.facebook.com/CerveceriaSinestesia/ y sigue nuestras publicaciones
*Imágenes cortesía de Sinestesia
1 comentario
Donde puedo adquirir su cerveza?