Magnánima: una cerveza con sabores y aromas del mundo

Su Porter te cuenta la leyenda de Vlad El Empalador, su Hoppy Red Ale te lleva de paseo por las mágicas calles de Budapest y con su Scottish viajarás a una antigua región de Escocia

Ciudad de México,04 de octubre, 2021- Probar sus cervezas es viajar por el mundo, desde los castillos de Transilvania, hasta las calles de Budapest. Los sabores, aromas, colores y, por supuesto, sus nombres, son resultado de las travesías de Cecilia y Fernando, por los rincones más impresionantes y algunos de los más emblemáticos de la tierra.

Durante más de una década conservaron intacto su interés por elaborar su propia cerveza, pero sus profesiones los mantuvieron alejados de la cocina. Fue hasta 2018 que fundaron Magnánima, en Ensenada, Baja California.

Iniciaron con 3 estilos de cerveza: Pale Ale, Scottish Ale y Stout, ya suman once y sus planes son seguir experimentando, basados en las vivencias de sus viajes. Actualmente tienen un equipo de 2 BBLs, cocinan 3 veces por semana y en mayo inauguraron su tasting room en El Sauzal.

¿A qué sabría un lugar lleno de historia, fuerza y dinamismo?, ¿de qué cólor sería si puedieras degustarlo? ¿qué sentirías?, ¿cómo representarías a sus héroes?

Magnánima

Para Magnánima la respuesta es una Hoppy Red Ale llamada King Scarlatta, inspirada en la mágica ciudad de Budapest.

La historia de ‘Vlad El Empalador’, a quien las leyendas muestran como un personaje sangriento, vive en la oscuridad de su Porter, ganadora de medalla de oro en la Competencia Cervecera del Pacífico (Cocepa) 2021.

‘Lothian’ (Scottish Ale), hace honor a la región de Edimburgo, Escocia y en sus aromas y sabores, captura la esencia de los tesoros arquitectónicos y naturales de la zona así como un homenaje a la vida de una de las hijas de Fernando ´Isabel´ quien nació en la región de Lothian mientras estudiaba su posgrado. (Esta cerveza es la preferida de Fernando, a pesar de que su paladar tiende a las IPAs).

101 (Pale Ale), el estilo favorito de Cecilia, está inspirada en un road trip que hicieron por la Costa Oeste, desde Ensenada hasta Washington donde la frescura del mar y los olores resinosos de los pinos dan parte de su carácter a esta cerveza.

Otra parte de su inspiración viene de su vida cotidiana, gustos compartidos y compañeros inseparables como Mamba, su perra, dice Cecilia que su carácter ácido y dulce los llevó a crear una de las cervezas consentidas de sus clientes: ‘Mamberry Very Much’ (Gose con frambuesa).

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Moon Madness (Brut IPA), la elaboraron para brindar en su boda, por emular el champagne y recibe su nombre de un disco de la banda de rock progresivo, Camel, que ambos disfrutan escuchar así como la admiración y romanticismo de la luna llena.

Aunque fue Fernando quien enseñó a Cecilia a elaborar cerveza, ella es la encargada de diseñar las recetas, analizando que las características de cada uno de los insumos, les permitirán transmitir lo que desean con cada cerveza.

“Entre los dos hacemos un consenso y un “fine-tuning”, para poder recrear lo que nos inspiró”, apunta Cecilia.

Todos los caminos llevan a … ¡la cerveza!

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Su primera cerveza fue una Guinness en lata, “me enganché”, recuerda Cecilia.

Comenta que hace unos 15 años en Querétaro había 2 o 3 lugares que ofrecían cervezas importadas (inglesas y belgas, la mayoría), pero no contaban con opciones nacionales.

Siete años después, era más sencillo probar una cerveza artesanal hecha en México, sin embargo, la demanda era mínima.

“Siempre me ha gustado la cerveza, la primera artesanal que probé fue en San Diego y quería hacer la mía para beberla. Desde el 2000 tenía la inquietud de elaborarla, pero por falta de tiempo o capital no fue sino hasta 2010 que tuve ambos componentes y dije, ‘órale, ¿por qué no?’ y fue cuando comencé este proyecto, expone Fernando.

Al vivir en Ensenada, se le facilitó comprar un ‘kit de iniciación’ en Ballast Point, la vendedora le recomendó hacer una Pale Ale con extracto, lúpulo Cascade y levadura Safale US-05.

Además de insumos, adquirió una olla de 5 galones, un fermentador de vidrio, botellas, corcholatas y una cubeta.

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Cuando se conocieron, dice Cecilia que Fernando estaba “haciendo sus pininos” en la cerveza y en su viaje a Ensenada, la llevó a recorrer varios lugares, “estaba feliz, como niña en feria”.

Se mudó a Ensenada y mientras vivía su periodo de adaptación, observaba grandes posibilidades para Magnánima, “pero había que comprometerse, teníamos muchos otros proyectos y trabajo, seguíamos haciendo cerveza para cumplir con algunos compromisos, pero sabíamos que estábamos en stand by, fue hasta 2018 que nos involucramos realmente y comenzamos a crecer en todos los aspectos”.

Magnánima

Esta cervecería ensenadense celebra la vida, la creatividad, la amistad, el compañerismo, el dedicarse a lo que uno ama.

Y es que, al coincidir, lograron hacer realidad lo que su corazón anhelaba. Sus vidas se transformaron en sus sueños y su familia creció, con los amigos que conocieron en la escena cervecera de Ensenada.

“Comencé a conocer colegas que se volvieron amigos entrañables, con ellos comenzamos a formar grupos de estudio, a compartir experiencias, hacer colaboraciones, todo con el afán mejorar nuestro conocimiento y terminamos siendo una familia”, cuenta Cecilia.

El Tasting Room

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Su sala de degustación está ubicada en El Sauzal, dentro de la Ruta de la Cerveza, continuo a la Playa de Stacks, que por sus olas es punto de reunión de surfistas. Además, tiene vista al puerto pesquero y la dinámica que lo envuelve.

Toda su producción se vende aquí y sus planes son mantenerse como una cervecería artesanal local, con cerveza de calidad, incorporar nuevos estilos y seguir aprendiendo y explorando en su elaboración.

Sigue a Magnánima en FB @magnanimacraftbeer e IG como @cerveceria_magnanima

Visítalos en Carretera Transpeninsular 503, El Sauzal, Ensenada, Baja California

 

*Fotos cortesía de Cervecería Magnánima

 

 

 

 

Anabel Manzano "Lupulina"

Anabel Manzano "Lupulina"

Siempre le gustó contar historias y un día descubrió que ser periodista es el mejor trabajo del mundo. En el camino se encontró una pinta de cerveza artesanal y fusionó sus dos pasiones en Desde la Barra.
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