“Lo principal es asegurar la calidad de la cerveza, son demasiados los que entran a este mercado sin saber qué están haciendo”
Hace trece años llegué a México como estudiante de intercambio a una universidad de Hermosillo, Sonora. En Francia, de donde soy originario, cursaba la carrera de Comercio Internacional y de este país me llevé una hipótesis que comprobar para mi tesis, que al final se convirtió en un proyecto de vida.
Entre 2004 y 2005, años en los que estuve en México, me di cuenta que no había oferta de cerveza artesanal, lo más decente que podías encontrar era la Casta* Negra, antes que empezaran a destruirla (Femsa la compró, para después fusionarla con Cuauhtémoc-Moctezuma).
Volví a Francia para concluir mis estudios con una tesis sobre la introducción de nuevas marcas de cerveza en México, que me tomó un año de investigación, incluso, realicé un focus group para degustar diferentes tipos de cerveza con mexicanos que estaban de intercambio en mi universidad y descubrí que su paladar estaba abierto a nuevas experiencias de sabor.
Entonces sólo faltaba elegir ser embajador de una cervecería y me decidí por Lefebvre, que cuenta con una tradición de seis generaciones desde 1876, además tienen una vasta gama de cervezas de gran calidad: blanche, abadía, frutales, de especialidad, entre otras.
En el caso de la cerveza hecha en México, para presentarla en la capital y comenzar a desplazarla por todo el país, había que buscar a los cerveceros: quién, dónde, cómo y cuánto producían. Encontrar marcas que mantuvieran su calidad lote tras lote, en ese entonces los que se aventuraban a producir en general sabían lo que hacían.
No existía una industria cervecera artesanal, unas diez cervecerías se hallaban comercializando y a un año de abrir La Belga, se duplicaron.
Abrí la tienda solo, era necesario resolver el transporte y ni coche tenía. Empezamos a distribuir con un remolque de bicicleta y un chico que venía medio tiempo, luego nos hicimos de una combi, después invadí el cuarto de servicio del vecino de la tienda, rente una casa en la Roma para convertirla en bodega y hoy estamos en una bodega industrial en la que podemos recibir tráileres.
La cerveza mexicana ha mejorado tremendamente, muchas tienen reconocimiento mundial. Los productores ofertan una rica gama de estilos con mucho sabor a México y sus tradiciones.
Sin embargo, hay quienes aprovechan esta reputación para vender cerveza mal hecha y a precio artesanal, con lo que arruinan el trabajo de los demás. Lo mismo ocurre con los festivales de cerveza: hay muchos, pero no todos son buenos.
Acermex reporta que cada 60 horas abre una nueva cervecería, lo que demuestra gran desarrollo dentro de la industria y mayor campo para las importaciones, a ritmo más acelerado si lo comparamos con la apertura de puntos de venta y el consumo del público, que a pesar de haber escalado de 1 a 10 en términos de impacto de consumo global, ¡nos faltan 90!
En La Belga vivimos este cambio. Antes había clientes que cruzaban 50 kilómetros o más para venir a la tienda y ahora existen muchas opciones, incluso tengo amigos que no caminan dos kilómetros para venir, aunque ofrecemos precios competitivos.
Los márgenes en la distribución son pequeños, se trata de hacer volumen para cubrir los gastos que implica tener una estructura para distribuir. Los clientes que no pagan son un golpe duro y hay que trabajar mucho para recuperarnos, por eso decidimos no dar crédito.
Como distribuidores nos enfrentamos a nuevas dificultades, entre ellas los precios de las cervezas que subieron mucho desde que empecé (2008), con un dólar que ha incrementado 50 por ciento, aunado a la inflación ‘natural’ de los precios.
Una más es el IEPS (Impuesto Especial sobre Producción y Servicios), difícil entender al inicio, pero con un buen contador y abogado, no quedan dudas.
Además, tenemos a Modelo que entra con cerveza ‘artesanal’ a precio muy barato, así como nuevos distribuidores que quieren competir por precio y por ofrecer crédito en lugar de servicio, no duran mucho, pero mientras eso pasa nos restan ventas.
Esto también ocurre con nuevos productores que no saben cómo vender su cerveza, la dejan a consignación o crédito y al no haber creado una demanda, sólo ocupan espacio en los refrigeradores.
En La Belga somos un canal de distribución para los cerveceros artesanales, pero no podemos distribuir todas las cervezas que se producen en México y no todas las cervecerías pueden pretender un alcance nacional, para ello, primero necesitan posicionarse localmente y crear su demanda, una de las maneras es participando en festivales y concursos.
Más que enfrentarse a un problema de distribución, la industria cervecera independiente, padece una dificultad con la demanda: tener siempre su produto disponible y fresco a un precio competitivo. En su costo, los productores deben contemplar la distribución.
Actualmente, además de los impuestos y el posicionamiento de marca, el principal reto es asegurar la calidad de la cerveza. Son demasiados los que entran a este mercado sin saber qué están haciendo. De igual forma, se requiere más estructura para un comercio justo.
*Cervecería nacida en Monterrey, Nuevo León, de la mano de Manuel Zambrano, quien fundó la empresa Especialidades Cerveceras.