Hace unos días vi en internet una publicación que se burlaba de la gran cantidad de competencias cerveceras que existen en México, de momento me causó mucha risa, pero luego pensé en el problema que esto trae tanto para cerveceros caseros como profesionales. Es un tema que tengo algún tiempo pensando, pero mientras más profundizaba me di cuenta que va más allá de que salga una o dos nuevas Copas Cerveceras cada 30 días, y es que, sacando números con ayuda de Periodismo desde la Barra, este año existen registradas 13 competencias nacionales, alrededor de 7 Internacionales en Latinoamérica y una regional, podrán no sonar demasiadas pero para algunos cerveceros resulta abrumador.
No me mal interpreten, es emocionante saber que existe interés de crear nuevas competencias en la escena cervecera mexicana y que cada vez más cerveceros entren a las justas internacionales, pero la realidad es que hacer una competencia cervecera no es para nada sencillo y muchas veces la organización puede ser muy deficiente, en ocasiones incluso pareciera que los organizadores lo hacen más por el lado monetario que por darle prestigio a su certamen y a las cervezas que logran una posición en sus medalleros.
Cualquiera que sea el caso, posiblemente los cerveceros solo tendrán el tiempo y dinero para dedicárselo a 1-3 competencias al año y es ahí cuando las justas de relleno le restan fuerza a las que buscan sacar lo mejor de las casas cerveceras, levantar el nombre de la industria y de las marcas que compiten en cada edición de sus certámenes.
Muchos cerveceros comentan si estar de acuerdo con la cantidad de competencias e incluso argumentan que se necesitan aún más. Pienso lo contrario, incluso a las competencias con más convocatoria que tenemos en el país se les dificulta llenar las categorías de los estilos que participan y terminan por reunir diferentes estilos en grupos de cervezas con características similares, es una práctica bastante común que hasta parece normal, sin embargo, la realidad es que es una solución a la problemática de tener pocas entradas de etiquetas en determinados estilos.
Recurrir a esa práctica resta la oportunidad que tiene una cerveza de lograr una mejor posición en el medallero, a diferencia de si la premiaran junto a cervezas en su respectiva categoría, ahora imaginen una competencia con poca participación, en estos casos el mérito que pueda tener una medalla se reduce considerablemente.
¿Porqué te inscribes?
La cantidad de competencias no es el único problema, también pareciera que los cerveceros muchas veces no saben definir su objetivo al momento de participar en las contiendas. Cuando se registran a una copa hay que pensar muy bien a cuál entrar y qué se espera obtener de la competencia: retroalimentación de los jueces o un reconocimiento para su cervecería.
Creo que la retroalimentación es sumamente importante, más cuando viene de un juez experimentado o de alto rango, pero participar en una competencia solo con ese enfoque lo veo más acertado para los cerveceros caseros.
Por otro lado, los cerveceros profesionales deberían enfocarse en “medir” su cerveza con la de sus colegas del gremio y apoyarse de las competencias para elevar el prestigio de su marca, la retroalimentación de los jueces debe tomarse mucho en cuenta ya que si la puntuación es baja quiere decir que la cerveza no sobresale y tiene pocas posibilidades de crecer en el mercado.
Pero no hay que desanimarse y hacer los ajustes pertinentes al proceso o incluso a la misma receta y luego competir de nuevo para ver si los cambios empleados fueron favorables. Caso contrario es cuando la misma cervecería contiende en las mismas competencias, con los mismos estilos porque saben que la tienen “segura”, acumular medallas bajo esa estrategia muestra falta de confianza en el desempeño que puede tener la cervecería en otras copas, básicamente es competir por competir.
Respecto a las competencias internacionales, es común que muchos cerveceros no muestren interés en participar, debido a que no piensan exportar su cerveza y no le ven la ventaja de ganar algo si su producto no se distribuye en el país sede de determinada copa.
No ven lo más simple: tener su nombre en el medallero de una competencia internacional demuestra que su cerveza es de talla internacional, además de poner al frente de otros el nombre de su marca, abre canales de distribución, crea relaciones comerciales, llama la atención de inversionistas e incluso representa con orgullo al país/ciudad de donde es originaria la cervecería.
Competir o no competir, cada quien sabe sus posibilidades y lo que más le conviene, solo planeen bien su estrategia y observen la veracidad y capacidad de los organizadores de cada justa.