De osos, alces y cervezas

Imagínate que de camino a casa un alce sea el culpable del tráfico que te retrasa, o que tu hora de salida la demore un oso que ronda la cervecería, al que definitivamente no quieres sorprender.

Así es la vida en Anchorage, Alaska, salvaje y bajo cero. Ubicada entre el bosque y el círculo polar ártico, hacer cerveza aquí es todo un reto (logística de envíos, clima, rotación de personal), pero ‘si la vida te da limones, haces limonada’, entonces nosotros creamos cervezas únicas, que difícilmente se pueden replicar en otro lugar.

Así las cosas en Anchorage

De osos

Solamente en el área Metropolitana de Anchorage, habitan alrededor de mil alces. No es cuento, lo puedes consultar. Imagina que vas camino a casa después del trabajo, y se detiene el tráfico, y el culpable es un alce joven estrenando cornamenta, galopando por el bulevar con sus 2 metros de altura a los hombros. Bueno, pues así las cosas en Anchorage, la ciudad más grande del estado más grande de Estados Unidos, instalada en una ensenada entre un bosque de coníferas, a 600 km del círculo polar ártico, donde la vida salvaje mantiene una gran presencia y demanda respeto todos los días.

Llegué a Anchorage el 23 de abril de 2021, recuerdo vívidamente los 10 minutos antes de aterrizar: blanco, nevado por donde lo vieras. Me dije a mí mismo, ‘¿en qué te fuiste a meter?’, te doy contexto, para alguien de Mexicali (como yo), que vive en medio del desierto, la nieve es algo tan ajeno a la realidad, que cuando llega a nevar en el tramo carretero de la Rumorosa (a una hora  de distancia) va todo el pueblo a hacer monos con la nieve (y lodo) que se juntó en  la tierra, porque no se sabe si vuelva a ver nevar en la vida.

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Llegué a trabajar a 49th State Brewing, venía de hacer (en su gran mayoría) Lagers Checas e IPA ‘s por año y medio en Praha 993, una cervecería fundada por checos, con brewmaster checo, en la ciudad cosmopolita de Busan, Corea del Sur, con 3 millones de habitantes, una conectividad de transporte envidiable, situada en la costa sureste y con el mejor clima del país.

En contraparte, hacer cerveza en Alaska viene con una serie de retos muy particulares, empezando por el clima: 7 meses de nevadas y temperaturas en los centígrados negativos. La ubicación geográfica: básicamente estás en una isla, separado del resto de los Estados Unidos “continentales”. La vida salvaje: no falta el oso que ande rondando cerca de la cervecería, no quieres ser sorprendido y menos sorprenderlos a ellos. El factor económico (de la mano con la ubicación): todos los envíos tienes que considerar que van a salir carísimos, y son más tardados si los comparas con lo que costaría en los 48 estados del sur. Al momento de comprar cualquier cosa tienes que hacerte la pregunta, ¿esto es lo único que necesitaré en los próximos meses?

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En Busan, no faltaban proveedores para resolver tus necesidades cerveceras muchas veces hasta el mismo día, ya que es el puerto más importante y por ahí entra la mayoría de la materia prima. Todo es “pali pali” (se refiere al ritmo de vida, ‘rápido, rápido’). La tecnología moderna se aplica en cada aspecto de la vida, y debido a la gran seguridad que existe, salir por la ciudad a cualquier hora era un placer, ya sea a una cerveza con los amigos enfrente de alguna de sus playas, a curar la resaca con un Dwaeji Gukbap (sopa de cerdo y arroz), por un café a un lugar sacado de Pinterest, hacer compras en los mercados tradicionales, o simplemente tomar el tren a algún punto, sendero, templo de la ciudad, o simplemente a caminar y disfrutar del paisaje. Está de más decir que amé mi tiempo en Busan, forjé grandes amistades que durarán toda la vida.

Otra cosa que es cierta, no hay alces en Busan. No solo no hay alces, sino que las guerras terminaron con la inmensa mayoría de la vida salvaje que existía en la península coreana.

Sé que no visitas Desde la Barra para leer de osos y alces, sino de cerveza, pero ambos deberás considerarlos, si alguna vez te dan ganas de venir a Alaska a fabricar cerveza.

Por todas estas situaciones es que constantemente habrá que hacerse de recursos poco convencionales para lograr cervezas memorables, y que si no te encuentras en estas latitudes, difícilmente podrás conseguir.

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Cerveza añejada, y con ingredientes locales

Cervezas que saben a Alaska

Dado que las temporadas de buen clima son tan cortas, la agricultura no es una actividad económica que se destaque por estos lados fuera del huerto personal de cada quien, y la competencia de la calabaza más ridículamente grande en la feria del estado.

Las plantas nativas aprovechan la humedad de los deshielos y los días saturados de luz (en solsticio de verano hay luz solar por 24 horas), para retoñar a la mitad del verano y proveer a las especies de animales endémicos una variedad impresionante bayas, hongos y hierbas comestibles.

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El estilo de vida de la gente va muy ligado con lo que les da la tierra y el mar para poder vivir, y es también algo de lo que se enorgullece la gente que aquí se crió: la autosuficiencia ante la adversidad del entorno, esto se aplica cuando elaboras cerveza.

Aquí es donde entra el forrajeo ‘si la vida te da limones, haces limonada’, si Alaska te da moras, zarzamoras, frambuesas, arándanos silvestres, árboles de abeto y abedul, harás cerveza con bayas silvestres, puntas de abeto y miel de abedul.

Con el tiempo, entendí lo afortunados que somos de tener todo esto al alcance de nuestras manos (literal), ya que se tiene que recolectar a mano, de donde crece de forma silvestre.

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Me sorprendí gratamente al probar cervezas que se han logrado con estos ingredientes. Entre las sours con bayas salvajes, stouts con miel de abedul, y las IPA’s con puntas de abeto, son de las cervezas más interesantes y deliciosas que he bebido en mi vida. Es algo que me enorgullece ofrecer y que quisiera que más gente probara.

En la cervecería tenemos excelente relación con proveedores que nos pueden surtir de los mejores y más populares lúpulos, así como las maltas más finas, pero lo que realmente hace especial a las cervezas que fabricamos en Alaska, es lo que conseguimos en valles y bosques cercanos, las vuelve sobresalientes, aviva la curiosidad del consumidor, y a nosotros nos encanta poder elaborar excelentes cervezas con estos ingredientes, que hacen aún más memorable el paso por Anchorage de todos los que nos visitan.

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Rafael Gonzalez Mosqueda

Rafael Gonzalez Mosqueda

Head Brewer de Investigación y Desarrollo en 49th State Brewing, en Anchorage, Alaska.
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